jueves, 23 de abril de 2009

Globalización

La globalización, hito culminante dentro del largo camino de la mundialización no ha llegado aún a estas tierras en sentido pleno. En mi opinión, no creo que ésto sea negativo.

Si bien existe el libre intercambio, y la propiedad privada, así como la trasnacionalización del capital (muy restringido a un sector privilegiado de la población que se localiza en la esfera de poder que rodea al presidente), sin embargo, la economía no sustituye a la política que manipula sin contemplaciones a la opinión pública.

El mercado laboral se caracteriza por el eclipse absoluto de los derechos y conquistas laborales, la explotación de los trabajadores y el desempleo galopante. Los jornaleros del puerto hacen noche en los exteriores del puerto seco, suben a los camiones en marcha para ser contratados cada día y repelen a empujones los intentos de sus paisanos que deberán esperar otro camión, otra oportunidad de ganar el jornal. Conseguir trabajo cada día es objeto de contienda previa.


La población se divide en solventes e insolventes, los primeros, políticos aristócratas son un puñado de privilegiados, los segundos son pobres de solemnidad. La clase media es muy escasa, prácticamente nula. La máxima del nuevo orden capitalista global, de que todos pueden potencialmente acceder a todo, aquí resulta una paradoja utópica.

Sin embargo, pienso que el eje central de desarrollo de D´Jibouti no debería centrarse en importar el neoliberalismo económico que en la mayoría de los casos equivale en mi opinión a una “macdonalización” que homogeneiza todo, rechaza la cultura y tradición local y aplasta la tradición de cualquiera. ¡Ala les libre de ello!

Subordinar los valores y tradiciones locales a la imposición del triunfalismo occidental, al legado francés o noratlántico, sería un error manifiesto

Bajo mi punto de vista sería deseable un cambio político que derroque el despotismo autoritario actual, que expulse del poder a corruptos, ladrones, reyezuelos que llenan sus bolsillos sin escrúpulos con los ingresos que este país genera. Ese cambio, debería centrar sus esfuerzos en incrementar el progreso, el desarrollo de estructuras generadoras de riqueza, crecimiento de infraestructuras necesarias para el desarrollo.

Habría que potenciar el multiculturalismo o la protección de las minorías y los desposeídos, evitar la xenofobia y el radicalismo religioso. Y sobre todo conseguir una redistribución equitativa de la riqueza generada.

No existen prestaciones sociales. Todo hay que pagarlo. Hasta llegar a eso habría que iniciar un proceso de incremento del nivel cultural. ¡Está todo por hacer!

Creo que el cambio necesario, resulta imposible sin revolución, ya que no hay libertad, ni igualdad, y cualquier disidencia es rápidamente despachada. Francia mantiene su posición egoísta de antigua metrópoli, Europa en general, está aquí defendiendo sus propios intereses, Estados Unidos, China, Japón, todos estamos aquí de paso, observamos la realidad, cumplimos nuestro trabajo.

Dentro de unos meses, cómodamente sentados en el sillón de casa, ni nos acordaremos del drama del Estado de D´jibouti donde millares de personas, no globalizadas, sufren, sudan y mueren de hambre bajo la bota del tirano.

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