sábado, 16 de mayo de 2009

Vida de un yibutí

Reproduzco hoy la carta de un yibutí dirigida a todo aquel que quiera conocer en primera persona cómo es la vida de una persona en este país. El relato de su vida no es excepcional, es la narración humana y sencilla de la vida en D´jibouti.

Buenos días,

Me llamo Ibrahim Chehem Ibrahim; nací en Yibuti el 17 de mayo de 1977. Viví con mis padres en la sabana Mi madre murió en 1987 y mi padre en 1995.
He asistido a clase desde los siete años; he seguido con regularidad mis estudios hasta la muerte de mi padre.


Al ser el mayor, suspendí mis estudios para cuidar de mis hermanos pequeños. Todas las responsabilidades de las que me he dado cuenta al convertirme en el padre a cargo de una familia, me han hecho tomar conciencia de las dificultades para atender las necesidades de todos. He ido a D´jibouti capital para trabajar, pero me he dado cuenta de los problemas del paro. Encontrar trabajo es muy duro.

Al morir mi padre me dejó algunas cabras y unas vacas. Insuficiente para toda la familia. He tenido que vender una parte para pagar los estudios de mis hermanos y comprar lo necesario para comer.

Durante varios años luché en la sabana para resolver sus necesidades. A continuación me casé; tuve seis hijos y los problemas se incrementaron. En consecuencia volví a D´Jibuti capital para encontrar trabajo. Así pues, dejé mis cabras a mi hermano, que a su vez se casó y tiene tres hijos. Esta vez tuve suerte porque encontré trabajo de vigilante en una escuela L.E.C. (Lire, Écrire, Compter; nombre que reciben las escuelas de Primaria) de Boulaos, con las Hermanas de la Presentación de María en el Templo. Al cabo de dos años, terminado el contrato, las hermanas me enviaron a Caritas, donde necesitaban un vigilante.

En Caritas conocí a una señora que impartía clases gratuitas de informática. He seguido sus clases y dice que estoy dotado para ello. Terminada su estancia en D´jibouti, esta señora saldrá pronto para Francia. Desde este momento ya no tengo profesor y si quiero continuar en setiembre tendré que matricularme en el centro de l´Alliance, aprender inglés además de informática, y eso pagando; por si fuera poco al ser los cursos durante el día, tendré que encontrar un trabajo de vigilante por la noche para atender a las necesidades de toda la familia. Como no tengo medios, espero ayuda para obtener mi diploma. Con mi diploma podré obtener un puesto de secretario y ganar dinero para atender a las necesidades de mis hijos y sobre todo ofrecer a mi hija sordomuda una escuela apropiada para ella. Eso me permitiría escolarizar también a mis hijos y nacionalizarlos.

Ahora intento construir una casa para que mi mujer y mis hijos tengan un lugar para vivir confortablemente. Tengo la suerte de tener al P. Francisco que me ayuda en mi trabajo que hago el viernes, día de mi descanso.

D´jbouti es un país dividido por cuatro lenguas oficiales: afar, issa, francés y árabe con religiones diferentes: musulmana, católica, protestante y ortodoxa. Para vivir en perfecta armonía, debemos mostrar tolerancia, aceptar las diferencias de cada cual y respetar las ideas de las personas y la religión de cada uno. Eso no es fácil porque a veces debido al khat, los tumultos aparecen en cada esquina.

Las normas de nuestro país son bastante cambiantes según las personas. En consecuencia la gente hace lo que le viene en gana y por ello, encontrar trabajo no resulta fácil si uno no está recomendado por alguien mucho más importante.

No conozco nada de su país, pero por Internet he aprendido que ustedes son un país muy desarrollado. No se habla de los pobres; porque sin duda, han encontrado soluciones para aliviar sus necesidades. No puedo hablar de la gente de su país porque no lo conozco. Conozco a italianos, franceses, árabes, yemeníes, etíopes, somalíes y afars.

- Los afars: Son muy acogedores y solidarios. Son minoría en D´jibouti.
- Los etíopes: Muchos son pobres que no tienen nada y que duermen en las calles. Fuman mucho, y se emborrachan a causa de esta pobreza, y se vuelven agresivos.
- Los franceses: Muchos de ellos piensan que son los propietarios de D´jibouti. Actúan sin tolerancia y sin generosidad. Sin embargo hay algunos que son muy generosos para compensar a la gran mayoría.
- Los árabes: Muchos son comerciantes, son muy amables y trabajan mucho por los musulmanes y las escuelas coránicas. Es una clase acomodada.
- Los somalíes: son muy belicosos, se refugian fácilmente en D´jibouti a causa de la guerra en su país, son pobres.
- Los yemeníes: Son los árabes de Yibuti.
- Los italianos: Ayudan enormemente a los pobres, con frecuencia por medio de congregaciones religiosas. Son muy amables.

Me gustaría que ustedes se interesaran por mi vida y me ayudaran, del mismo modo que ayudan a sus pobres, a fin de que mis hijos puedan vivir mejor que yo.

Europa envía ayudas cuyo resultado no se ve. ¿Por qué no venir para darse cuenta de nuestras necesidades y hacer de tal modo que podamos realmente salir adelante? Sabemos que hay ayudas que han llegado pero no las vemos. Les reprochamos el dar demasiado dinero a los ricos y nada a los verdaderamente pobres.

Les aconsejo que no den dinero al Estado sino que hagan de tal modo que el Estado pague nuestras facturas escolares, de sanidad y de alimentación, no en dinero sino directamente. Ejemplo: Si no tengo qué comer voy contigo a hacer las compras, tú pagas pero no das dinero; si necesito material de clase, tú compras; y si tengo que matricular en la escuela, tú inscribes y tú pagas.

Le aconsejo que vengan y tomen conciencia de la verdadera pobreza y de las verdaderas necesidades de la gente de la calle, en D´jibouti, pero sobre todo en los alrededores porque entre la gente que pide dinero los hay muy ricos a quienes les gusta pedir.
Espero pronto sus noticias.
Hasta la vista.

Ibrahim Chehem Ibrahim
Balbalah, República de D´jibouti
(PD: Carta corregida, por las faltas, por su profesora de informática)

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