martes, 5 de mayo de 2009

Los Masai Mara

Sin duda, la vivencia más curiosa e interesante de las que he disfrutado en Mombasa ha sido mi encuentro y charla con los Masai.

Poco antes de comer veo un grupo de “morenos” vestidos con sus atuendos típicos. Paso por delante de ellos, me saludan. Sin pensármelo dos veces me acerco a ellos, y les pregunto quiénes son. Me reciben de forma muy acogedora.

Físicamente presentan un aspecto muy delgado, son altísimos, fuertes, parecen ágiles, llevan agujeros en las orejas del tamaño de un euro. La mayoría son muy guapetones, tienen el cabello con muchas trenzas untadas con grasa o barro en un tono rojizo. Su indumentaria es también roja, y llevan una gran cantidad de collares, brazaletes, pendientes y anillos de bronce. Me muestran sus lanzas, escudos, collares y avalorios.

Recuerdo un documental sobre ellos en el que se contaba como los niños se conviertían en guerreros despues de superar una serie de pruebas de iniciacion. Primero, celebraban una ceremonia de iniciacion, luego eran mantenidos y alimentados por la madre, se les llevaba prostitutas y posteriormente se les entrgaban sus armas para dar muerte a un leon, con el que cortaban la melena del leon para ensenarla como simbolo de victoria. Y ahí están, delante de mi con su una lanza de hierro, sus sables, sus largos cuchillos y su escudo. ¿estarán buscando el leon?

Les hago un interrogatorio: ¿dónde viven?, ¿qué hacen aquí?, ¿son guerreros?, ¿de qué viven?. Responden amablemente a todas mis preguntas en un inglés más que correcto. Me cuentan que en realidad son pastores, tienen cabras, vacas y ovejas. Me cuentan que viven en su reserva al Norte del Serengueti, viven en poblados formadas por cabañas formando un círculo construidas con troncos de arbol. En el centro, por la noche meten el ganado para protegerlo de los animales salvajes, de los leones… ¡estoy alucinando! ¿les pregunto si me están tomando el pelo? Ríen, ¡no!, es real, son auténticos.

Vienen contratados por los hoteles de la zona para hacer bailes rituales y animar a los turistas a hacer safaris.

Quieren objetos occidentales, me pretenden cambiar su lanza por mi reloj, les vale cualquier cosa, mi camiseta, una gorra, lo que sea… les bromeo ofreciéndoles mi ropa interior… se parten de risa! Me preguntan cuánto tiempo permaneceré aquí. Me proponen ir a su reserva al Sur del Valle del Rift (cercana al lago Victoria). ¡Más quisiera yo! La próxima vez que venga me pongo en contacto con vosotros y planeamos una visita pero… cómo me comunico con vosotros?...


“hakuna matata, just give me your email address”

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