lunes, 25 de mayo de 2009

FGM

Se trata de un acrónimo con un significado vejatorio, ancestral discriminatorio y horrible desde cualquier punto de vista occidental, pero también desde cualquier punto de vista humano. Significa por sus iniciales en inglés “Mutilación Genital Femenina” y es una práctica arraigada aún en la sociedad yibutí.

Las niñas, especialmente aquellas que son criadas en las zonas rurales, son sometidas a la ablación. La mutilación de las niñas consiste en retirarles el clítoris, aunque, según me comentó Jaime, en D´jibouti y en Somalia, también se les cortan los labios de la vulva. Las operaciones se realizan sin las mínimas condiciones higiénicas, con cuchillas u otros instrumentos cortantes sin esterilizar, sin ningún tipo de anestesia o sólo con pastillas para paliar el dolor.


Más del 95% de las mujeres originarias de países como Somalia, Egipto y D´jibouti han sufrido esta mutilación en alguna de sus diferentes formas”. A veces incluso sucede que aquellas que han emigrado a países occidentales, son sometidas a la operación cuando regresan durante las vacaciones a este país. La legislación francesa recoge que el riesgo de ser sometida a una ablación es reconocido como motivo de asilo. En marzo, un tribunal francés subrayó que en caso de mutilación genital deben ser reconocidos como refugiados la niña y los padres.

Dicha práctica está muy extendida en numerosos países africanos y asiáticos. En este, continúa siendo un serio problema aunque existe alguna Organización No Gubernamental que clama para abolir semejante bárbara tradición. Incluso la “Primera Dama” ha efectuado gestos que conduzcan a la población a desterrar una costumbre que no tiene que ver con la religión, sino con una costumbre ancestral que mutila a la mujer por el mero hecho de su condición. En la mayoría de los casos, esta práctica se basa en tradiciones profundas o creencias culturales: se cree que de esta forma las mujeres se mantendrán vírgenes hasta su matrimonio, y se evitaran comportamientos inmorales. La razón real es el control de la sexualidad de la población femenina.

Otro grupo de “afortunadas” que es posible observar por el contraste que representan son aquellas jóvenes yibutíes que han contraído matrimonio con franceses “de cierta edad” que han decidido gastar su jubilación viviendo como ricos en estas tierras. Algunas de ellas, por su nueva condición de ciudadanas francesas, han viajado a Europa para hacerse reconstruir su fisonomía, en una operación que costea la Seguridad Social francesa, y han tenido la recompensa de sentir por primera vez en la relación sexual con sus experimentados maridos algo que no habían sentido antes.




¡Ninguna tradición o costumbre cultural puede justificar una operación que lastime el derecho fundamental de las mujeres, sean éstas de donde sean!

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