Después de más de seis horas de vuelo cumpliendo la tarea encomendada por el Cuartel General de la Operación Atalanta, tras haber cubierto los objetivos previstos, tomado las fotografías solicitadas y desarrollando las tareas de vigilancia marítima asignadas, nuestro P-3 se encontraba sobre el Golfo de Aden cubriendo el corredor por el que transitan los convoyes de barcos de forma segura en aguas internacionales.
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Se recibe aviso de que los piratas estaban atacando un buque petrolero de la Marina Alemana llamado “Spessart”, también integrado en la fuerza naval desplegada por la Unión Europea (EUNAVFOR).
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El petrolero estaba siendo atacado por una embarcación con siete piratas a bordo, de hecho, había recibido disparos y respondido al fuego. Los piratas huyen y el “Spessart” inicia la persecución de la embarcación atacante pero sin poder detenerla, ya que el eskife es más rápido.
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Nuestro P-3 acudió inmediatamente al lugar, informó a la fragata española “Victoria”, que se encontraba a 130 millas de lugar del ataque. El avión detectó y contactó con la embarcación pirata después del ataque, y cubrió el tiempo necesario para dar tiempo a la llegada de un helicóptero SH60B de la Fragata. Cumplida su misión y al límite de combustuble, el P-3 regresó a su base en D´Jibouti donde aterrizó tras más de nueve horas de vuelo.
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Los piratas fueron detenidos con su armamento, lo que es crucial a efectos de que sean juzgados y condenados por actos de piratería.
Toda la labor ha sido perfectamente coordinada de forma conjunta y combinada por las Fuerzas multinacionales en la zona. España ha contribuído de forma ejemplar a detener a quienes utilizan la fuerza para enrriquecerse de forma ilícita.
¡Eso sí! Los piratas eran unos “carajas”. ¿A quién se le ocurre atacar a un buque de la coalición?
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