martes, 17 de marzo de 2009

El viaje

Fiumicino de nuevo.

Pasar por este aeropuerto es para mí como volver a casa. ¡Qué recuerdos! Ya no recordaba que en el aeropuerto de Roma es posible facturar una maleta con sobrepeso con el simple gesto de sonreír y dar un poco de "palique" a la azafata de tierra. También se me había olvidado la extraña forma de las colas en Italia tipo “marica el último”… y qué decir de los aplausos de los italianos en el momento del aterrizaje. ¡Me ha quedado para siempre un sentimiento de cariño para esta gente!

Escala en Addis Abeba.

Have a nice trip! Ése es el letrero que tengo colgado delante de mí en el aeropuerto de Addis Abeba durante la escala de 8 horas en el largo viaje que me lleva hasta el destino final en D´Jibouti.

El primer contacto con el continente africano ha sido… (para que nos vamos a engañar) frustrante. Mientras que el avión descendía en el aeropuerto etíope, he podido observar muchos campos de cultivos. No me lo esperaba, parece buena cosa. Sin embargo, la realidad es que en su mayoría se trataban de pequeñas parcelas en barbecho y seguramente con muy baja producción.
En la aproximación a la ciudad el panorama de Addis Abeba ha sido desolador. Un ciudad muy extensa, tejados y más tejados de viviendas unifamiliares… probablemente poco más que chabolas, infraviviendas donde se intuyen condiciones de vida de gran pobreza, pocas vías de comunicación, caminos sin asfaltar y una gran nube de contaminación que cubre completamente la ciudad. Me ha sorprendido descubrir numerosas iglesias. También he visto un río (mis conocimientos geográficos no dan para saber de cuál se trata) completamente lleno de espuma.

Cuando uno toma tierra en África, no espera llegar a una zona contaminada. Sin embargo, ¡ésa es la realidad! ¡Nos estamos cargando nuestro planeta!
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El aeropuerto, sin embargo, parece moderno. Es pequeño, funcional y cómodo. La gente que se observa en él es ¿extraña? Hay gente de todas las razas, con predominio del color oscuro de piel. Algunos muy oscuros, también hay hindúes, y por supuesto occidentales. ¿Qué vendrá a hacer un occidental a un lugar como éste? Si mi amigo “Muck” estuviese por aquí estaría buscando a su ídolo Gebreselassie. Paco, aquí todos se parecen al famoso atleta. Las mujeres, por su parte tienen una preeminente frente despejada.

Por fin veinte horas más tarde llego a mi destino final. ¡Ya estoy en D´Jibouti!

¡Pufff! ¡Cuánta pobreza!

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