En este tiempo, vivido intensamente, puedo concluir que he cumplido mi cometido a la vez que he experimentado una gran cantidad de vivencias que he intentado transmitir en las páginas de este blog.
En el aspecto profesional, me ha resultado muy satisfactorio salir del “despacho” y comprobar la operatividad de nuestras unidades, la profesionalidad de sus individuos, el sometimiento de todos los intereses personales al cumplimiento de la obligación. La abnegación y el compañerismo, la lealtad y el espíritu de sacrificio no son virtudes obsoletas, constituyen el día a día en el transcurso de una misión.
Además he podido conocer “de cerca” cómo funciona el Grupo 22, cómo se prepara una misión, cómo es el vuelo, qué hay antes, después y durante. Todas las personas que, en distintas áreas de responsabilidad, aportan su grano de arena para conseguir el objetivo común. Aquí la práctica hace tangible el por qué del trabajo de cada cual.
En el ámbito personal, la experiencia me ha transformado profundamente. He conocido otra cultura, otra religión, otras costumbres. He visto la cara del hambre, la miseria y la desolación. He tenido la oportunidad de contactar con la población local, he conocido personalidades importantes como los diplomáticos y políticos, personajes exóticos como mi amigo el Masai, profesionales de diferentes sectores como los pesqueros, los cableros, etc, además he tenido relación frecuente con componentes de las Fuerzas Armadas de otros países, europeos, americanos, japoneses, etc.
Personalmente, la visión de África unido con lejanía de mi rutina diaria me ha dado la oportunidad de valorar especialmente lo que tengo en España. Mis hijos, mi relación de pareja, mi familia y mis amigos son los pilares esenciales en mi vida. Sé que mis padres hubieran leído con sumo interés mis comentarios, incluso los más aburridos les hubieran parecido excepcionales… a veces pienso que los leen.
He intentado describir la realidad como la he visto, contar mis sentimientos como los he vivido y tratar los temas profesionales con la prudencia necesaria para no comprometer en ningún caso la imagen de España, de sus Fuerzas Armadas ni del Ejército del Aire, siendo siempre sincero en mis apreciaciones y comentarios personales.
Me gustaría, cómo no, agradeceros a todos los blogeros, amigos y enemigos, conocidos y desconocidos, españoles y extranjeros, vuestro interés, vuestros elogios y también vuestras críticas, vuestras sugerencias y vuestros comentarios. Vosotros habéis sido mis confidentes, los que me habéis señalado fallos, aciertos, los que habéis mostrado entusiasmo o críticas. Gracias por estar ahí, por la compañía y la complicidad. Vuestra lectura me ha ayudado a dejar constancia escrita de las situaciones que he vivido, y ha hecho que este tiempo haya transcurrido a una velocidad extraordinaria.
Después de vivir la experiencia de D´Jibouti, en mi mente se ha instalado, una idea voluminosa e insípida. No sé muy bien qué es, pero no quiero verla más, me repugna la indolencia de nuestro “primer mundo” ante tanta miseria. Mis principios se confunden, me sacuden con rabia e indignación; mi raciocinio me responde: “Le agradezco a mi país la posibilidad de haber conocido esta parte olvidada del planeta, pero creo que ya he vivido demasiadas nuevas experiencias, ahora es preciso que vuelva a España.”
Se acaba la misión. Ya está aquí el relevo. Es tiempo de que otros continúen escribiendo. Quizás exista, en algún otro momento, otro blog en el que el comandante nachete pueda seguir contando nuevas experiencias. En unos días, volaré de regreso a Torrejón.